Entre las principales conclusiones del artículo destacan las siguientes:

• El impacto más importante de los recortes de presupuestos públicos se observa en la inversión en carreteras. También es notable el descenso en las inversiones en infraestructuras ferroviarias y, muy especialmente, en los ámbitos portuario y aeroportuario.
• Las perspectivas de futuro de la inversión en infraestructuras de movilidad no son nada alentadoras. La cuestión radica en saber hasta cuándo se alargará la situación y si se debe esperar un resurgimiento.
• La caída de la licitación en obra civil no ha mantenido la misma intensidad en las distintas comunidades autónomas ni tampoco ha sido la tónica general.

Como reflexión final, señala que la crisis ha pasado factura a la capacidad de inversión del sector público en nuestro país, aunque ni los niveles de inversión han sido los mismos ni tampoco la intensidad del ajuste en cada territorio o de cada administración. Sin embargo, recoge que mantener el nivel de inversión en infraestructuras de movilidad debe ser una prioridad del país, aunque se pueden mejorar las pautas de actuación de periodos anteriores.. 

En 2011, la licitación oficial en carreteras quedó ligeramente por debajo de los 2.500 millones de euros, prácticamente la quinta parte del nivel alcanzado el año 2006, que marca el máximo de la tendencia al alza de las inversiones de esta naturaleza.