La distribución de mercancías no ha dejado de crecer en los últimos años, entre otros motivos por el incremento de las compras por Internet, un sector económico que representa el 1,5% del PIB catalán. Diariamente se realizan en la ciudad de Barcelona unos 500.000 desplazamientos relacionados con el reparto de mercancías y de última milla, que suponen alrededor del 20% del tráfico y del 40% de las emisiones derivadas de la circulación.

Este fenómeno ha aumentado considerablemente durante la pandemia de coronavirus, pero su efecto sobre la fluidez del tráfico ha sido menor de lo que cabría esperar debido en buena parte a la limitación de la movilidad durante el confinamiento más estricto y otros factores como el teletrabajo. Con la vuelta a la normalidad y la recuperación de la movilidad, habrá que analizar si la ciudad está suficientemente preparada para absorber este gran número de desplazamientos vinculados al reparto de mercancías y de última milla que, probablemente, no se reducirán en el futuro.

Con el objetivo de proponer soluciones que contribuyan a mejorar el reparto en Barcelona, reducir la congestión de tráfico y, por tanto, la contaminación, y hacer más seguro el trabajo de los repartidores, el RACC y Bon Preu, empresa dedicada al sector de la alimentación con 188 establecimientos en Cataluña, han realizado un amplio estudio que permite identificar oportunidades de mejora en el actual modelo.

Las conclusiones del estudio se resumen en los siguientes cinco puntos:

Reducción de la eficacia y eficiencia del sistema de reparto urbano y última milla

• La creciente complejidad de la Distribución Urbana de Mercancías (DUM), el incremento acelerado del comercio electrónico (e-commerce) a raíz de la pandemia covid-19 y los nuevos usos incorporados al espacio público y viario afectan directamente a los modelos de distribución comercial y a la calidad de vida de los residentes en Barcelona.
• La pérdida de tiempo de los transportistas buscando aparcamiento incide en la productividad del sistema (si valoramos el kg de mercancía por km desplazado), restándole eficiencia.
• Hay un desconocimiento generalizado de las microplataformas por parte de los comerciantes, lo que dificulta que este sistema eficiente y sostenible crezca. [Barcelona dispone actualmente de tan sólo dos microplataformas activas].

Impacto negativo sobre la movilidad de la ciudad

• La indisciplina de los transportistas a la hora de estacionar y la de los usuarios no autorizados que aparcan en las zonas de carga y descarga impacta negativamente sobre el tráfico y la fluidez de los desplazamientos de la ciudad, provocando congestión, contaminación y ruido.
• El reparto de mercancías en horas punta también incrementa los efectos negativos sobre el tráfico.
• Los comerciantes pueden influir decisivamente en el horario de la entrega en sus tiendas.

Incremento de las emisiones

• Las emisiones de los vehículos de transporte de mercancías crecen con la pérdida de eficiencia del proceso de distribución.

Empeoramiento de las condiciones de trabajo para los transportistas

• La reducción de plazas de carga y descarga en superficie en Barcelona (del 30% desde 2009) se ha traducido en indisciplina viaria.

Alternativas de mejora a corto plazo

• Mejorar la gestión de las plazas reguladas a través de la innovación tecnológica.
  Flexibilizar y facilitar el tiempo de reparto en horas valle de tráfico urbano.
  Potenciar la distribución de mercancías a través de las microplataformas u otros sistemas para evitar los desplazamientos en hora punta.

Nota de prensa. La reducción del 30 por ciento de plazas para la carga y descarga en Barcelona provoca que los transportistas aparquen en doble fila en el 49 por ciento de sus servicios